viernes, 20 de abril de 2012

VICTIMISMO: VÍCTIMA DE TÍ MISMO



En Psicología una personalidad victimista o tendencia psicológica victimista consiste en una tendencia a culpar a otros de los males que uno padece y resguardarse en la compasión ajena. Esta tendencia se caracteriza por una deformación pesimista de la realidad en la que el sujeto se regodea en el lamento y queda incapacitado para realizar cualquier tipo de autocrítica. Es uno de los pilares de la cultura de la queja.

   Concha Barbero de Dompablo en su reconfortante Blog "SILENCIO ACTIVO", hace una estupenda reflexión e incluso sugiere soluciones sobre el tema:

El victimismo no sirve de nada, salvo para darte cuenta de que tienes que abandonarlo.


Cuando estás en el papel de víctima no eres consciente de ello. Son los demás los que te ven así.
Se huye de las personas que se quejan constantemente de todo, de los que nunca son responsables de lo que les sucede en la vida, sino que son los demás los culpables de sus desdichas. Pero, para mantenerse en el victimismo se necesita, al menos, otra persona (que tampoco se quiere demasiado) dispuesta a escuchar y asentir.

Las personas que viven en el victimismo no quieren cambiar ni aprender. Quieren que les des la razón, porque el grado de victimismo es proporcional al de soberbia: "Yo no cambio, porque quienes deben hacerlo son los otros”. Sólo hay una posibilidad de transformación: cuando ser víctima te hace más daño que autoanalizarte y tener la humildad de reconocer tus errores.
Tal vez se llega a esa conclusión cuando ya nadie te escucha, cuando has cansado a todos con tus resentimientos sobre el mundo, cuando les aburres porque siempre te expresas en negativo, cuando tú mismo te agotas de ser como eres.


Y entonces… quizá te encuentres a solas contigo y llegues a la conclusión de que eres fuerte y que de ti depende tu felicidad o tu infelicidad. Y, a partir de aquí, pondrás remedio y, en lugar de sucumbir, te elevarás.

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